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18 nov 2009

Diario El Mundo: Los mandeos regresan al Tigris

Ya sabéis que El Alfabeto Sagrado narra algunas de las costumbres y de los ritos más importantes de los mandeos, una secta gnóstica que intenta sobrevivir en Irak, pero que también he intentado poner de manifiesto en la novela que necesitan que el resto del mundo sepa de su existencia.

Quiero dejaros aquí un texto que el reportero de guerra Javier Espinosa publicó el pasado martes 17 de noviembre en el diario El Mundo. Espero que sirva para que conozcáis un poco más a esta maravillosa gente.

 
17 de noviembre de 2009.- Frente al cauce del Tigris donde se encuentra ubicado su templo principal, el jeque Sattar Yabar Helu recuerda los años terribles del conflicto en los que tuvieron que suspender incluso el 'masbuta' (bautismo) de sus correligionarios.
 
"Para nosotros el agua es vital pero el río se convirtió en un cementerio. Empezaron a aparecer cadáveres flotando en el agua y teníamos que recogerlos. Era horroroso", añade el clérigo supremo de la confesión mandea en Irak.

Los estremecedores recuerdos de Sattar son un reflejo de la atribulada existencia que ha tenido que afrontar esta pequeña comunidad religiosa hasta la precaria mejoría que se registró en el país árabe en el 2008.

Decenas de ellos fueron secuestrados, asesinados o forzados a convertirse a la fe musulmana bajo amenaza de muerte. Miles huyeron. "Desde el 2003 hemos contabilizado 230 mandeos asesinados. La mayoría porque trabajaban como joyeros (el principal empleo de los miembros de esta fe) y aprovecharon para robar sus tiendas. Al resto los mataron simplemente por ser mandeos. Todavía tenemos 15 chicas que fueron secuestradas y cuyo paradero desconocemos. Eramos más de 45.000 pero ahora no llegamos a los 20.000" , precisa el sacerdote mientras deambula por delante de la llamada 'casa del saber', una choza de caña y barro dedicada al culto religioso y que vendría a ser el equivalente para sus adeptos de mezquitas o iglesias.

Fue una época en la que el propio Sattar se exilió de Bagdad y en la que los bautismos mandeos se tuvieron que trasladar a las cercanías de Erbil, en el Kurdistán iraquí, o a Siria.

Con la reducción parcial de la violencia, Sattar y un cierto número de seguidores han regresado a Bagdad. Las propias instalaciones de recinto religioso ubicado en Al Aarass, no lejos de los confines del antiguo complejo presidencial de Sadam Hussein, han sido remozadas, añadiendo una nueva piscina para sus ceremonias. También han recuperado la tradición de bodas y bautismos dominicales.

El retorno de los mandeos a la zona de Al-Aarass coincide con el intento del ejecutivo iraquí de promover un magno proyecto turístico en este enclave, antaño apodada como la 'Isla de las Lunas de Miel' por la popularidad que tenían los apartamentos instalados en las inmediaciones entre los recién casados.

Según precisó en septiembre Hamud al-Yakuby, jefe de la Oficina de Turismo iraquí, la idea es construir en el enclave de 2,14 kilómetros un hotel de lujo, con spa, restaurantes, campo de golf y complejo de atracciones acuáticas. Un proyecto que podría costar cerca de 3.000 millones de dólares.

"Era un lugar muy famoso en los ochenta y tiene un enorme potencial para ser uno de los principales destinos turísticos de Bagdad", indicó Yakuby.

El optimismo del funcionario parece haberse transmitido a los propietarios y clientes de los nuevos restaurantes que se han multiplicado en la ribera del Tigris, no lejos de Aarass. "Ahora hemos comenzado a respirar. La gente se atreve a salir por las noches. Necesitamos olvidarnos de estos años de carnicería", manifestó Ahmed Zaidi, un comensal de uno de los establecimientos.

Pero Sattar no comparte esta convicción. Los mandeos siguen quejándose de discriminaciones y presiones religiosas. "El problema es que vuelven 3 y se van otros 10. Seguimos sumidos en la amargura. Somos un grupo pacífico, que no tiene milicia y por ello somos las primeras víctimas de esta guerra", sentencia.

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