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20 ago 2010

Avance editorial: "El rey Cophetua", de Julien Gracq

Julien Gracq, autor de obras como En el castillo de Argol y conocido, además de por su prestigiosa y brillante carrera literaria, por haber rechazado el premio Goncourt (que obtuvo su novela El mar de las Sirtes), es el autor de una de las novedades de Nocturna para este otoño: El rey Cophetua.

La novela ha sido traducida por Julià de Jòdar para la colección Noches Blancas.

«Cuando rememoro la época en que se acababa mi juventud, nada me parece más opresivo, más perturbador, que el recuerdo de los meses en que maduraba, sin comprenderlo aún, la resolución de la guerra de 1914…»

El protagonista de El rey Cophetua, un soldado sin nombre que resultó herido en la Batalla de Flandes, inicia la novela al rememorar el otoño de 1917 en Francia, justo antes de que la guerra llegase a su final. Es el día de Todos los Santos. Mientras el personaje viaja desde París a Braye-la-Foret para visitar a un viejo amigo, Nueil, evoca todos sus recuerdos de la guerra, los bombardeos y el dolor. Entretanto, piensa en su amigo: se pregunta por qué lo habrá llamado y, al mismo tiempo, desea verlo. Pero cuando finalmente llega a la villa de Nueil, éste no está. En su lugar lo recibe una doncella, también sin nombre.

Entre esos dos desconocidos, prácticamente anónimos, tiene lugar un encuentro (retratado por André Delvaux en su película Rendez-vous a Bray) que, más que por el presente y el futuro, se preocupa por el pasado, por revivir, mediante un plano intemporal donde sólo quedan sombras, el momento que «marcó el fin de su juventud».

LA CRÍTICA HA DICHO
«Gracq es uno de los escritores más estimulantes, originales e imaginativos de la literatura francesa contemporánea». The New York Times Book Review.

«Los textos de Gracq brillan en la penumbra literaria como esos “hermosos buques fantasmas” que evocaba Claude Roy. La lectura de Gracq es una experiencia incomparable». Libération.

«Como Novalis, de quien se sentía muy próximo, Gracq concebía una realidad más vasta, aunque sin fisuras, y abierta a todos los horizontes». Le Monde.

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